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Esta banda denominada los gitanos se dedicaba a la venta de autos robados, Secuestros Virtuales y estafas reiteradas a ancianos por teléfono para hacerse así de sus ahorros.
- MAXIMO PAZ 1083 -
- MAXIMO PAZ 1083 -
A las trompadas enfrentaron a la Policía Federal al ser detenidos. Uno de ellos le disparó a matar a un efectivo. Una funcionaria del Registro de la Propiedad Automotor fue arrestada como su cómplice. Hubo más de 30 vehículos secuestrados con gran cantidad de documentación falsa.
El 4 de abril, un equipo de la división Sustracción de
Automotores de la Policía Federal llegó a la plaza Martín Yrigoyen en Liniers
para detener, por orden del juez federal Sergio Torres, a Sergio Athanassier,
de 28 años y a Carlos Christon, alias “El Loly”, ambos miembros de la comunidad
gitana. Los policías los vieron junto a otros dos gitanos, apoyados sobre un
Ford Ka, que estaba en poder de Athanassier.
La voz de alto no sirvió de nada: los cuatro se trenzaron a
patadas y golpes de puño. El Ford Ka fue secuestrado por la PFA. No sólo las
chapas patentes habían sido planchadas y vueltas a enmarcar; la numeración de
chasis correspondía directamente a otra patente de un auto denunciado por robo
en Vicente López en mayo de 2013.
Pedro Segundo Ivanow, también gitano y presunto cómplice de
Athanassier y Christon, prefirió atrincherarse y tirar a matar en su casa sobre
la calle Fonrouge de Liniers, no muy lejos de la plaza. El efectivo de la
división Sustracción de Automotores encargado de arrestarlo golpeó la puerta y
le exigió a Ivanow que se entregue de cara a la orden judicial. Ivanow se negó
a hacerlo.
Así, el policía encontró un hueco en una ventana y entró: se
encontró cara a cara con Ivanow, que le apuntó de frente con un viejo pistolón
mono tiro calibre 14 mm. Ivanow no dudó en dispararle al policía a corta
distancia, de acuerdo al relato policial que llegó al juez Torres; el efectivo
salvó su vida al correrse de la trayectoria de la bala. El pistolón fue
incautado, con un cartucho disparado y dos cartuchos más en su recámara aunque
no hubo marcas de impacto en la mampostería; el gitano fue finalmente reducido
y detenido. Mientras todo esto ocurría, las tres hijas de Ivanow estaban dentro
de la casa.
Pero el Ford K robado que la Policía le incautó a Athanassier
era sólo la punta del problema o un signo evidente. El juez mandó a detener al
gitano y sus presuntos cómplices Christon e Ivanow luego de casi un año de
investigación a cargo del secretario Martín Yadarola. El juez los acusa de
conformar desde fines de 2015 una banda altamente organizada dedicada no sólo a
vender autos robados sino también a montar secuestros virtuales muy lucrativos.
Los secuestros telefónicos que le atribuye el Dr. Torres a
Athanassier, una modalidad repetida entre miembros de la comunidad gitana, fueron
sencillos, lineales, hechos típicos.
El juez federal imputó a la banda gitana por dos casos. El
primero ocurrió en enero de este año; la víctima fue el tesorero de un
sindicato de Monte Grande. Con el pretexto de que su hijo estaba secuestrado,
el tesorero dejó un sobre con 160 mil pesos, un reloj Citizen y las alianzas de
su matrimonio en el tacho de basura frente a su casa.
El segundo hecho fue un poco más elaborado. Un comerciante de
Avellaneda fue contactado el 6 de febrero último, un mes después. Oyó una voz
masculina que se hacía pasar por su hermano secuestrado. El comerciante
obedeció las directivas y corrió a la sucursal Avellaneda del Banco Provincia
para retirar 130 mil pesos y dejarlos, otra vez, en dos tachos de basura para
ser recolectados. Mientras tanto, el hermano del comerciante estaba de
vacaciones, sano y salvo.
Vender autos robados, por otra parte, requiere una ingeniería
mucho más compleja que llorarle a un incauto por celular.
La banda tenía una concesionaria sobre la calle Máximo Paz 1083
en Lanús Oeste; varios testimonios apuntan a Sergio Athanassier como el máximo
responsable del lugar.
El 4 de abril, el mismo día que cayeron los miembros de la
banda, la Policía Federal allanó el lugar. Todavía sigue el cartel sobre el
frente de ladrillo negro, “Consignaciones, automotores, multi marcas,
permutas”, (ver foto)
Cuando la Policía entro al negocio de Máximo Paz, encontró once
vehículos entre, autos, camionetas y jeeps, de distintas marcas (Fiat, Renault
y Peugeot). Athanassier había dejado su Audi TT Sport valuado en más de medio
millón de pesos en un taller mecánico de la zona para arreglarle la suspensión
pocos días antes; la PFA llegó al taller y se lo llevó.
Un reloj Citizen idéntico al del tesorero sindical fue
encontrado en un allanamiento a otro miembro de la banda que manejaba un Fiat
Palio con pedido de secuestro. Pedro Ivanow también tenía un gusto por los
relojes caros: le encontraron dos piezas marca Baume & Mercier en su casa
de Liniers junto a su pistolón mono tiro.
Hubo más vehículos ligados a la banda en un depósito de la calle
Chile en Avellaneda: un Volkswagen Vento, dos motos, una pistola Bersa,
municiones y más relojes. Se allanaron ocho puntos en total. En casi todos se
incautó lo que hacía posible el presunto negocio de Athanassier: documentación
legal y documentación falsa, mucha documentación para muchos autos. La
falsificación de documento automotor, un delito federal, precisamente, el delito
que caratula el expediente.
En la imputación de Torres, la banda de Athanassier tenía una
cómplice oficial en un puesto clave: Alicia Laphitz, “mandataria”, según
documentos de la causa de la Dirección Nacional de los Registros de la
Propiedad Automotor que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
La denuncia que inició el expediente llegó a Comodoro Py en mayo
del año pasado, hecha por un titular de una dependencia porteña del Registro
Automotor. Los papeles fueron precisamente el problema. Se trataba de un
Volkswagen Gol cuya patente comenzaba con la letra G; su cédula verde y título
automotor tenían denuncias de robo. Su titular registral, en los hechos, era
otro, un hombre santafesino. El comprador del auto comenzó el negocio al ver el
auto en una agencia porteña; rápidamente fue derivado al local ligado a
Athanassier en Máximo Paz 1083, Lanús. Le pidieron 55 mil pesos por el Gol, los
cuales pagó.
El negocio se habría hecho con Jorge Alé, uno de los detenidos
por orden del juez Torres. Alé ya había tenido un arresto previo: la división
Robos y Hurtos de la PFA lo encontró el 17 de enero de este año junto a un
pariente de Athanassier a bordo de un Volkswagen Voyage con pedido de
secuestro.
Sólo faltaba un formulario 08 para cerrar el trato del Gol. El
supuesto Jorge Alé le dio al comprador un teléfono que resultó ser de Sergio
Athanassier para recibirlo. Tiempo después, luego de varias demoras, lo
recibió. Los problemas surgieron de inmediato cuando el comprador fue a
registrar el Gol: falso dominio, denuncia de robo y dueño original trucho.
La PFA también entró el 4 de abril en un depósito en la calle
Sequeira al 6200, del barrio de Mataderos, un punto repetido en varias tramas
protagonizadas por gitanos. Allí había títulos automotores con números borrados
y regrabados, cédulas y obleas de GNC falsas, formularios 08 de 24 dominios,
doce cédulas, quince formularios 12P de verificación y 19 formularios de
dominio entre otros papeles. Se secuestraron más de doce vehículos, con
camionetas Volkswagen Tiguan y Amarok. La mujer de uno de los miembros del clan
Athanassier estaba en el lugar y se le incautó su iPhone. Jorge Alé apareció en
el lugar en pleno allanamiento y se lo llevaron preso.
Sin embargo, la casa en Lomas del Mirador de Alicia Laphitz, la
funcionaria del Registro Automotor ligada a la banda, fue el premio gordo.
Tenía una oficina cargada de documentación del rubro automotor, hasta DNI de
varias personas. Los papeles alcanzaban a todo el proceso de registro, pero lo
más preocupante fue el hallazgo de 70 títulos y trece cédulas que de acuerdo a
la Justicia deberían haber sido destruidos. Por lo menos cinco de esos dominios
tenían pedido de captura de varios juzgados porteños y bonaerenses.
Esta no fue la única banda gitana en caer en las últimas
semanas. La división Delitos Complejos de la Policía de la Ciudad arrestó tras
una investigación de la Fiscalía N°25 a dos hombres de la comunidad acusados de
estafar ancianos por teléfono para robarle sus ahorros, un clásico cuento del
tío.
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